La pandemia de COVID-19 ha representado el desafío económico más severo de Latam desde la Gran Depresión, dado que podría causar entre 1.8 y 5.5 por ciento de las reducciones de crecimiento del PIB este año. Los países se están centrando en salvar vidas, así como en lanzar intervenciones económicas y fiscales temporales para apoyar la economía.
Mientras que sectores como los combustibles fósiles, turismo y aerolíneas piden paquetes de recuperación, se ha perdido de vista que esta es una oportunidad para impulsar la economía verde. El Banco Interamericano de Desarrollo menciona que se debe priorizar los paquetes de recuperación económica verde que cumplan con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y ayuden a gestionar los riesgos futuros de pandemias.
La infraestructura sostenible es fundamental para una recuperación económica verde e inclusiva.
El BID declara que en América Latina y el Caribe, un enfoque en la infraestructura sostenible podría guiar la recuperación económica, lo que puede impulsar el crecimiento y apoyar los esfuerzos para lograr economías de cero emisiones netas y resilientes al clima.
Los servicios de infraestructura que incluyen electricidad, agua, saneamiento, transporte, logística y comunicaciones son la columna vertebral del desarrollo económico e influyen directa o indirectamente en el logro de todos los ODS, incluido el 72% de los objetivos.
La forma en que construyamos la infraestructura futura determinará si podemos limitar el calentamiento global a 1.5 grados Celsius o no.
La sociedad civil puede desempeñar un papel clave en la infraestructura sostenible
El BID presenta cuatro razones por las cuales la sociedad civil debería ayudar a dar forma a la agenda de infraestructura sostenible después del COVID-19:
- La infraestructura sostenible juega un papel vital en la salud. La crisis del coronavirus ha resaltado la importancia de las energías renovables y el transporte ecológico, y cómo esto reduce la contaminación mortal del aire. La infraestructura es la base de los servicios de transporte que brindan acceso a la infraestructura de salud y comunicaciones que es esencial para trabajar desde casa.
- La infraestructura afecta la biodiversidad. América Latina y el Caribe posee el 40% de la biodiversidad del mundo, pero estamos perdiendo la guerra contra la pérdida de la misma. Los principales causantes son la infraestructura, la expansión agrícola y las especies invasoras. El 70% del bosque restante se encuentra a 1 km del borde de un bosque y el 90% de la construcción de nuevas carreteras ocurrirá en países en desarrollo. COVID-19 surge debido a que hemos sido imprudentes en la gestión de las interacciones entre las personas y la naturaleza. La sociedad civil puede ayudar a crear conciencia y exigir que la infraestructura respalde toda la vida.
- Los servicios de infraestructura son críticos para el desarrollo sostenible. En América Latina, más del 80% de su población vive en ciudades y alcanzará el 90% en 25 años. Necesitamos mayores inversiones en infraestructura para ofrecer un transporte público verde que garantice un crecimiento justo e inclusivo, al tiempo que se brinda un mayor acceso a los beneficios del servicio.
- La infraestructura que construimos ahora determinará si podemos abordar las emergencias ecológicas y climáticas o no. Los proyectos de infraestructura tienen una vida útil muy larga. La sociedad civil ha tenido una relación tensa con los proyectos de infraestructura dado que la infraestructura puede ser tanto una solución como un motor de cambio negativo. Involucrar a la sociedad civil al inicio del ciclo del proyecto, y en la definición de los contextos institucionales para la infraestructura, es crucial para garantizar que la infraestructura sea sostenible.
Más allá de la emergencia médica inmediata, debemos tomar las decisiones correctas de inversión en infraestructura para proteger a las personas y al planeta. Trabajando junto a la sociedad civil, podemos vencer la creencia de que la sostenibilidad es un freno para el desarrollo y en su lugar promover una infraestructura sostenible como la próxima historia de crecimiento para nuestra región después de COVID-19.
Fuente: BID